El desafío de los modos activos III: andando

Como ya os adelantamos en facebook y en twitter ayer empezamos nuestro desafío de los modos activos. Empezamos la prueba con el modo de transporte más utilizado en el mundo: fuimos andando al trabajo.

Nos gustaría hacer un análisis que tenga en cuenta no sólo aspectos medibles, técnicos y funcionales sino también parte de lo que sentimos durante el trayecto. Evidentemente se trata de aspectos subjetivos y con los que muchos de vosotros no estaréis de acuerdo. Pero tranquilos, también observaremos aspectos más objetivos como el tiempo empleado y la distancia. Otro de los aspectos importantes que queremos analizar con nuestra prueba sobre los modos activos son las infraestructuras, en el caso de ayer las aceras.

Lo primero que nos planteamos antes de salir de casa es el recorrido a seguir, en nuestro caso hemos decidido ir por el camino más corto. La distancia recorrida ha sido de 1,98 km en 21 minutos y 30 segundos. Hemos ido a un ritmo normal como el que llevamos cualquier día para ir a trabajar, a unos 5,5 km/h (evidentemente la velocidad depende de cada persona, para hacernos una idea se suele tomar como referencia una velocidad media de entre 4 y 5 km/h). Las fotos que os mostramos están tomadas una mañana diferente para no perder el tiempo el día de la prueba. 


El trayecto que seguimos es bastante variado. Al principio hemos pasado por delante de una gran plaza que funciona a modo de gran intercambiador de transportes (trenes, tranvías, autobuses, taxis, bicicletas y peatones en un mismo espacio). En hora punta se convierte en una zona de paso, diseñada para poder pasar rápidamente, con grandes aceras y sin necesidad de dar demasiados rodeos para ir de un punto a otro. Desde los años 60 toda la zona esta en constante evolución y podemos encontrar edificios de todas las décadas. En la plaza también encontramos un gran centro comercial, el lugar tiene poco de acogedor, pasa de ser un lugar un tanto desolador cuando no hay mucha gente a un espacio estresante en las horas punta. 


Después pasamos por un barrio de estilo Haussmaniano, con una mezcla de viviendas, oficinas, comercios de proximidad y restaurantes para los trabajadores de la zona. La panadería del barrio está abierta desde hace un buen rato y podemos comprar el desayuno por la mañana o el pan por la tarde. Si nos desviamos unos metros encontramos un par de supermercados. El ritmo de vida es tranquilo, niños que van al cole, tenderos que abren los comercios y trafico a velocidades reducidas. El entorno es más agradable pero las aceras más estrechas que antes, en algunos puntos si nos cruzamos con un carrito de algún padre que lleva a sus hijos al cole tenemos que dejarle pasar, no cabemos los dos.

Estampas curiosas que encontramos por el camino, una casa que resiste al paso del tiempo y a los "vecinos"

No dejamos este tipo de barrio hasta que no pasamos bajo las vías del tren, la verdad es que no es un lugar muy agradable, pero está de obras, así que puede que mejore en el futuro [¿algún tipo de animación con luces quizás?]. Tras pasar bajo las vías nos encontramos con el tramo final, una calle de aceras anchas pero con bastante tráfico, que además circula rápido, se trata de una de las vías de acceso a la ciudad desde el Boulevard Peripherique Nord [la ronda norte]. Aunque mantenga un equilibrio entre despachos y viviendas, en este barrio, la heterogeneidad dentro de los edificios no existe. Cada edificio está dedicado a un único uso y algunos pocos combinan comercios con despacho. En general encontramos edificios exclusivos de viviendas o de oficinas. Sea cual sea la razón la oferta de comercios de proximidad es menor que en el barrio anterior. La sensación es de gente con prisa y con el único objetivo de alcanzar su destino sin detenerse. La calle que tomamos nosotros es, desde luego, un lugar de paso.



Durante todo el trayecto el paisaje urbano ha cambiado bastante. Hemos pasado por grandes espacios abiertos al igual que por calles más estrechas e incluso por un oscuro paso inferior bajo las vías del tren. Pasamos por delante de estampas curiosas, como una antigua casa que resiste a las edificaciones modernas y por delante de edificios históricos como la antigua estación de Brotteaux. Aunque sean elementos que con la cotidianidad del trayecto puedan perder el interés siempre es más agradable pasear delante de un edificio histórico que por delante de un solar abandonado o un parking, por ejemplo. En definitiva hemos percibido algunos factores que nos han hecho sentir más o menos seguros y cómodos en nuestro trayecto a pie : anchura de las aceras, velocidad y cantidad de tráfico, cantidad y variedad de oferta comercial, ambiente de los barrios atravesados, tiempo de espera en los semáforos,...

Antigua estación de tren de Brotteaux

De nuestro trayecto a pie podemos retener los siguientes aspectos:
  • Comercios de proximidad en el trayecto
  • Diferentes anchos de acera, algunos muy estrechos
  • Seguro en general con algunos puntos menos seguros [por la velocidad de los coches]
  • Trayecto agradable y tranquilo excepto por el paso bajo las vías y la avenida final
  • Distancia recorrida 1,98 km
  •  Tiempo invertido 21 min 30 seg
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